De la Solidez Yoshinkan a la Fluidez Dinámica: Evolución en el Aikido
Después de tres décadas de inmersión en el Aikido Yoshinkan, conocido por su rigor, precisión y lo que a veces se percibe como su naturaleza «cuadriculada» y estructurada, he iniciado una nueva y emocionante fase en mi entrenamiento. Este cambio no es un abandono de mis raíces, sino una evolución consciente que busca infundir mayor fluidez, adaptabilidad y dinamismo a mi Aikido, aprovechando al máximo la formidable base que he construido.
El estilo Yoshinkan, con su énfasis en la postura inquebrantable, la estabilidad, los movimientos angulares y la precisión milimétrica de cada técnica, me ha proporcionado una comprensión profunda de los fundamentos. Aprendí la importancia de la conexión con el suelo, la estructura corporal y la potencia generada desde el centro. Estas son las piedras angulares sobre las que ahora estoy construyendo un Aikido más libre y reactivo.
Mi práctica actual se centra en tomar esos principios robustos y aplicarlos de una manera que permita una respuesta más instintiva y adaptativa a las diferentes energías y situaciones. Esto implica:
- Mayor fluidez y continuidad en los movimientos: Transiciones más suaves entre técnicas y una menor rigidez, permitiendo que la energía fluya ininterrumpidamente.
- Adaptación a la fuerza del oponente: En lugar de siempre imponer una estructura, ahora busco armonizar aún más con el ataque, utilizando su impulso de formas más creativas y menos predecibles.
- Enfasis en el «irimi» y «tenkan» dinámicos: La entrada (irimi) y el giro (tenkan) se ejecutan con mayor velocidad y sorpresa, buscando desequilibrar al uke antes de que pueda consolidar su ataque.
- Conexión y sensibilidad: Profundizar en la capacidad de sentir la intención y el desequilibrio del compañero, permitiendo que las técnicas surjan de forma más orgánica.
No se trata de renunciar a la fortaleza del Yoshinkan, sino de usarla como un trampolín. Las bases sólidas me permiten ahora explorar sin miedo, experimentar con el movimiento y encontrar nuevas dimensiones de la armonía. Es como haber dominado la gramática y el vocabulario de un idioma y ahora usarlo para escribir poesía o improvisar una conversación.
